Análisis Curse of the Sea Rats - Una divertida maldición para levantar entre cuatro amigos

Terminar Curse of the Sea Rats con el final bueno nos llevará en torno a las 8 horas de juego, con opciones de conseguir el 100% del mapa (y los pocos secretos que alberga el juego) en menos de 9. Desgraciadamente no hay extras, coleccionables ni contenidos adicionales que alarguen mucho la experiencia. La tienda es muy limitada, y es fácil terminar la aventura con suficiente experiencia para haber desbloqueado todo el árbol de habilidades de los 4 personajes.

El único modo que suma horas es jugar en multijugador (exclusivamente local), algo que siempre es de agradecer, pese a que termine de destruir la dificultad del título (especialmente, en los jefes, ya de por sí mal equilibrados). Es una pena que no se haya apostado por aumentar la rejugabilidad con retos exclusivos o modos de juego adicionales, porque el corazón del juego y su magnífico arte daban para más... Eso sí, también hay que tener en cuenta que su precio reducido hacen que apostar por él sea un riesgo mucho menor.

Concebido como un exponente de la formula Metroidvania, el título de Petoons Studio nos presenta a cuatro héroes con claras diferencias entre sí (desde su resistencia a su capacidad para luchar a distancia) que tendrán que explorar un enorme mapa, llegando a nuevas zonas gracias a ítems especiales o nuevas habilidades que iremos consiguiendo. Con nuestros héroes convertidos en ratas, los enemigos son otras ratas humanoides y animales como cangrejos, murciélagos, gatos... De los que tendremos que dar cuenta con nuestras armas.

Quizá el punto que más podría pulirse en Curse of the Sea Rats es su gameplay, con algunas decisiones un tanto conflictivas, entre la que destaca el no tener unos segundos de invulnerabilidad tras recibir un impacto (lo que resulta poco intuitivo y un tanto frustrante, y combinado con el daño masivo de enemigos normales o pinchos hace que sea más fácil caer explorando que en un jefe), o la muerte directa por caídas en zonas de plataformas. La muerte nos penaliza además con la pérdida de la mitad de experiencia, salvo que consigamos llegar al sitio en el que morimos para recuperar la otra mitad (tipo Souls). Todos estos errores se diluyen en gran medida jugando en el modo multijugador local, con la posibilidad de rescatar a nuestros compañeros caídos y disminuir - muy sensiblemente - los picos de dificultad.

Curse of the Sea Rats es un título ambicioso y muy interesante, con un potente aliciente visual (su arte) y una historia y personajes tan interesantes como bien diseñados e implementados. Para abrir boca tenemos 4 héroes con personalidad, cuatro personajes bien diferenciados (con sus propios diálogos, bien escritos) que tras sufrir una maldición y ser convertidos en ratas por el poder de una bruja, se lanzan al rescate del hijo del capitán, un inocente ratoncillo. Por el camino tendrán que enfrentarse a un montón de peligros, entre los que destacan unos jefes bien diseñados que desbloquerarán nuestras habilidades especiales. Descubrir el misterio y llegar hasta la carismática villana del juego es un viaje que nos ha gustado mucho, especialmente por la compañía del sarcástico fantasma que nos ayuda a desbloquerar nuestro árbol de habilidades.

Es cierto que a nivel jugable no hay nada revolucionario o especialmente ingenioso más allá de un multijugador cooperativo pocas veces visto en el género, pero el mundo en el que se mueven nuestros personajes tiene suficiente identidad como para meternos en él desde la primera partida, y sabe sorprendernos en cada una de las batallas o con cada escenario diferente. Por supuesto, hablamos de un juego de presupuesto ajustado y coste reducido, algo que también tenemos muy en cuenta.

Si bien a nivel artítistico Curse of the Sea Rats funciona estupendamente, gracias a unos diseños que derrochan talento y personalidad y a un cuidado estilo visual, el apartado técnico en sí no está tan mimado. Pese a ser un juego que hubiera encajado perfectamente en generaciones anteriores, con desarrollo 2D y un movimiento bastante controlado nos hemos encontrado una optimización mejorable del motor, con rascones por debajo de los 60FPS (especialmente en modo multijugador), y algunos bugs en el desarrollo, incluyendo uno de salida en PS4 que impedía conseguir el final bueno. Afortunadamente se están puliendo mediante parches...

El apartado sonoro sí es de sobresaliente, con Max Ballet creando estupendas composiciones que combinan a la perfección con el delicioso arte del juego, de Àngel Durà y Marina D. Senosiain, y que brillan especialemente en las intensas batallas contra los jefes. También es muy de agradecer contar con doblaje (aunque sea en inglés) y textos en castellano.