Y eso que el juego parece tener algunas virtudes, elementos originales que si bien sí se habían utilizado en éste y otros géneros, en esta ocasión parecen funcionar mejor que en otras. Por ejemplo, tenemos la capacidad de hacer respawn (volver a salir al juego cuando morimos) en distintas zonas del mapa con el lanzamiento de una cápsula aérea cuyo movimiento podremos controlar hasta el aterrizaje, incluso cayendo encima de un enemigo y matándolo, lo cual resulta enormemente divertido para el que lo hace y frustrante para quien lo recibe (hay que tener mucha puntería y sangre fria).
Otro de los elementos que llama la atención de forma positiva es el hecho de poder crear unidades en el terreno como si de un RTS o juego de estrategia en tiempo real se tratase tales como bases de armas, torretas de vigilancia o incluso robots que podremos controlar. Esto lo podemos hacer en zonas controladas por nuestro equipo y la verdad es que funciona bastante bien ya que las bases de los jugadores están lo suficientemente alejadas como para tener tiempo de plantearse dónde y cómo crearlas, aunque siempre puede haber un ataque enemigo en nuestra base y no tener tiempo de hacerlo.
Entonces, si tiene elementos positivos, ¿por qué decimos que no funciona? Principalmente porque los elementos que sí deberían andar no lo hacen de forma correcta. Por ejemplo, el control del personaje es demasiado lento y tosco, algo que en un shooter de acción debería ser todo lo contrario, rápido, dinámico y suave. Éste es el mismo problema del que adolecen muchos otros juegos multijugador de PS3, como Killzone o Resistance, apuestas que deberían ir encaminadas a la velocidad y que sin embargo son abrumadoramente lentas. Esto lo podemos ver en muchos puntos del juego, como por ejemplo las increíblemente largas longitudes que tenemos que andar hasta encontrar enemigos, algo que resulta aburrido sobre todo si al final acaban matándonos y tenemos que volver.
Además, hay que añadir que nos aburrimos de recorrer estas distancias debido a que los entornos no son precisamente demasiado llamativos a nivel visual. Se encuentran muy vacíos y con muy pocos elementos interactivos, con lo que llegar a donde está la acción se convertirá en casi una odisea. El hecho aquí está en que a medida que el jugador avance de nivel jugando partidas y matando enemigos puede empezar a construir sus bases de vehículos (como hemos dicho anteriormente), así que esto lo salva en parte poder construir jeeps o robots voladores. Eso sí, aunque los vehículos terrestres sí son fáciles de controlar, los voladores son otro cantar, con lo que la dificultad en su control aumenta exponencialmente para los jugadores más novatos, no siendo muy buena idea si el objetivo es atraer a más público.
Por eso vemos que Starhawk no es el shooter en tercera persona que muchos usuarios de PS3 están esperando. Aún pueden pulir muchos detalles antes de su lanzamiento, incluso con parches posteriores al mismo, pero desde luego un título bajo el sello de Santa Mónica Studios (creadores de God of War) aunque esté siendo desarrollado por LightBox Interactive debería estar muy por encima de esto, al menos de lo que probamos en la beta.