El anuncio más reciente de Styx: Blades of Greed confirma que el juego de acción y sigilo desarrollado por Cyanide Studio y publicado por Nacon llegará finalmente el 19 de febrero de 2026 para PlayStation 5, Xbox Series X/S y PC. La noticia del retraso vino acompañada de un nuevo tráiler que refuerza la ambientación oscura y la tensión narrativa, mostrando patrullas en busca del protagonista y dejando claro que el mundo de Iserian se encuentra al borde de la guerra entre elfos, humanos y orcos. Este cambio de fecha supone un ajuste respecto al plan inicial de finales de 2025, pero ofrece más tiempo para pulir un título que se presenta como la evolución natural de Styx: Master of Shadows y Styx: Shards of Darkness. En esta nueva entrega, el goblin abandona los encargos para terceros y lidera su propia tripulación, lo que marca un giro narrativo importante en la saga.
En cuanto a las mecánicas de juego, Styx: Blades of Greed mantiene la esencia del sigilo clásico pero amplía las posibilidades con mapas más verticales y abiertos, donde la exploración y la creatividad son fundamentales. El uso de los poderes de cuarzo introduce una capa adicional de libertad, permitiendo manipular el entorno y potenciar las habilidades de infiltración. El gameplay reveal mostró cómo el personaje puede escalar estructuras, aprovechar la oscuridad y ejecutar eliminaciones precisas, reforzando la idea de que cada misión puede abordarse de múltiples formas. Los jugadores debemos analizar las rutas, aprovechar las sombras y decidir si recurrimos a la violencia directa o a la astucia para superar a los enemigos. Esta flexibilidad recuerda a los mejores momentos de la saga, pero con un diseño más ambicioso que busca consolidar al título como referente del género de sigilo.
El personaje principal, Styx, regresa con su característico humor sarcástico y su habilidad para sobrevivir en un mundo hostil. A diferencia de las dos entregas anteriores, en Styx: Blades of Greed el goblin persigue sus propios objetivos, lo que le otorga mayor independencia narrativa. Entre sus habilidades destacan la invisibilidad temporal, la creación de clones para distraer a los enemigos y el uso de dagas en combates rápidos, todas ellas potenciadas por el cuarzo que ahora forma parte central de la jugabilidad. Los jugadores tenemos que gestionar estos recursos con inteligencia, ya que el exceso de codicia puede llevarnos a situaciones de riesgo. La ambientación refuerza esta idea: ruinas, fortalezas y ciudades en decadencia que transmiten la sensación de un mundo que se desmorona. Cada escenario está diseñado para contar una historia propia, con detalles que enriquecen la experiencia y que nos invitan a explorar más allá de los objetivos principales.
Las novedades respecto a las entregas anteriores son claras. Mientras que Master of Shadows introdujo al personaje y Shards of Darkness amplió las mecánicas con el cooperativo, Styx: Blades of Greed apuesta por la verticalidad, la libertad de exploración y un enfoque más personal en la narrativa. El abandono del modo cooperativo permite centrar todos los recursos en la experiencia individual, ofreciendo un diseño más sólido y coherente. Además, la guerra entre facciones añade un trasfondo político y bélico que influye directamente en las misiones, generando un contexto más rico y dinámico. Buscaremos nuevas formas de infiltrarnos, aprovechar las debilidades de cada enemigo y liderar nuestra propia tripulación en un mundo que refleja la codicia y la lucha por el poder. Con estas bases, Styx: Blades of Greed se presenta como una evolución significativa de la saga, manteniendo la esencia del sigilo pero ampliando sus horizontes hacia un terreno más complejo y desafiante.
La ausencia del modo cooperativo en Styx: Blades of Greed marca una diferencia clara respecto a Styx: Shards of Darkness, donde dos jugadores podían coordinarse para superar las misiones. En esta nueva entrega, la experiencia se centra exclusivamente en el single player, reforzando la narrativa personal del protagonista y potenciando la libertad individual de afrontar cada desafío. Los jugadores debemos depender únicamente de nuestras propias decisiones, gestionando los poderes de cuarzo, las rutas de infiltración y las estrategias de sigilo sin apoyo externo. Este enfoque permite un diseño más sólido y coherente, donde cada misión se convierte en un reto personal que refleja la evolución del personaje y la madurez de la saga.


