Desde que se anunció el desarrollo de 
Dragon Ball Z: Battle of Z comenzamos a temernos lo peor, un nuevo título basado en la genial serie de 
Akira Toriyama que pudiera hacerle justicia a la franquicia. La idea de las batallas múltiples o contra jefes gigantes no resultaba especialmente prometedora (no es algo que capture demasiado el espíritu de las luchas de la serie, que en su mayoría son 1 vs. 1), pero tras ver los convincentes trabajos realizados con 
Saint Seiya y, sobre todo, 
Naruto, decidimos darle una oportunidad. La demo fue una bofetada en la cara y un 'poned los pies en la tierra', pero es que la versión final es peor, mucho peor...
Comenzamos nuestras andanzas con el juego con un modo historia en el que solo podemos elegir a Goku para... ¿Exterminar 'semillas' (Saibamen) azules? Esto os servirá de avance de lo 
realista, intensa y emocionante que resulta la adaptación de la trama... Y no va a mejor, al contrario. El único 
extra interesante para fans es contar con la nueva transformación de Goku y los 2 enemigos de la película 
DBZ: Battle of the Gods. 
Como valores positivos, nos vamos a encontrar más de 70 personajes y un completo sistema de personalización, aunque 
por contra el título de Bandai Namco presenta personajes demasiado clónicos, y el sistema de personalización tampoco tiene un valor demasiado importante, patinando contra algunos de los peores fallos del juego:
- Lo poco fiel que resulta como adaptación. Para lanzar nuestros ataques 
Ultimate tendremos que acumular energía de todos los personajes de nuestro equipo, al estilo de una 
Genkindama, aunque se trate de un ataque de 
Freezer o de la explosión de energía de 
Vegeta Makai (que no lo mata). La historia nos ha hecho rechinar los dientes más de una vez.
- La bajísima jugabilidad gracias a un sistema de combate demasiado básico y simplón (un botón para los combos físicos, otro para los ataques energéticos y los gatillos para nuestros 
golpes especiales, que pueden ser simple habilidades para animar al resto de nuestro equipo). 
- Un apartado técnico muy pobre, con gravísimos problemas de cámara, una IA más que mejorable, paredes imposibles, destrucción mal llevada... Vamos, que necesita muchísimo más trabajo. 
- Bugs tanto en el modo historia como jugando online.
Con todos estos fallos se echan a perder las - pocas - ideas interesantes del juego, cerrando un título que no podemos recomendar en conciencia a casi ningún tipo de usuarios (quizá los incondicionales de la saga, o los que tengan un grupo de juego online), aunque se rebaje el precio. Los fallos, en esta ocasión, claman al cielo.