James Bond 007: Desde Rusia con Amor - Análisis

EA posee numerosas licencias importantes, tal vez demasiadas. Poco a poco, con buen hacer e indiscutible inteligencia, se está haciendo con una porción cada vez más elevada del total o montante de la industria del videojuego. Con un ojo avizor y clínico siempre alerta, sabe estar allí donde las posibilidades de encontrar recompensas monetarias por medio de éxitos es más que probable.
Con este espíritu presente en cada movimiento de tipo comercial, EA, tras hacerse con todos los deportes del planeta, ha absorbido a clásicos como el ?Burnout? de Criterion; ha tomado las licencias de películas de éxito como ?Harry Potter? y ?Batman Begins?, y, tras el excelente título de Nintendo 64, ?Goldeneye? (desarrollado por RARE), EA capturó la esencia de tal propuesta para originar su propia serie basada en el celebérrimo agente 007. Tras descartar definitivamente la primera persona (después de la desafortunada secuela de ?Goldeneye?, ?Agente corrupto?), ?007 Desde Rusia con Amor? vuelve a la tercera persona en un intento de emular el ?éxito? de series como ?Getaway?, ?Driver? y ?Dead to Rights?. La verdad es que tal maniobra también obedece a parámetros de Hardware para con respecto a las consolas domésticas, más dadas por los pads de control (en lugar de los ratones), a juegos de este tipo, en los que con un único stick de control se puede tener acceso completo al movimiento; en lugar de recurrir a la incomodísima duplicidad de movimiento y vista de la ?doble palanca?.
Y así nos llega este último Bond, basado en la película homónima protagonizada por Sean Connery en 1963. Dirigida por Terence Young, supuso la segunda película de la saga.

El modo historia es el único modo reseñable, entretenido mientras dura, pero algo simple por poco profundo. El modo multijugador es anecdótico.

El juego presenta un total de 18 fases con una duración total de unas 10-12 horas, dependiendo de cómo nos tomemos el modo de puntería cercano (algo que no es necesario para acabar con los enemigos) o lo mucho que nos paremos a buscar en los decorados esos ?puntos brillantes? que revelan la presencia de los ?Documentos secretos?, hábiles para actualizar nuestro arsenal.
El desarrollo de las fases es lineal, y aunque sigue el argumento de la película en líneas generales, se permite bastantes licencias e invenciones para conferir algo más de espectacularidad y acción al panorama general. Visto como algo inevitable, no debe llevarnos a sorpresa encontrarnos con episodios absolutamente fantásticos o situaciones altamente irreales.

Con esta idea en mente, avanzar se convierte en una sucesión de momentos de acción directa (limpiar de enemigos diferentes áreas), con otros algo más centrados en la infiltración (los menos, y muy básicamente pues no pasa nada si saltamos las alarmas y llegan los refuerzos), y los inevitables encuentros de malos fin de nivel (no en todas las pantallas) . Enemigos que van desde el asesino malvado de la película, a un helicóptero en una embajada, pasando por un soviético con malas intenciones y una Gatling con munición infinita.
Superar los diferentes estados es sólo cuestión de paciencia y buen hacer, y aunque se nos ofrecen tres niveles de dificultad en cada fase (podemos cambiarlo entre episodio y episodio), no querremos probar con el resto de ellos una vez hayamos completado el juego por primera vez.
En el camino se nos premia con mejoras, nuevas armas, nuevos trajes y detalles del tipo ?galería? como ilustraciones o acceso a las diferentes secuencias (casi todas con el motor del juego); pero no son factores determinantes ni pensados para alargar la vida del juego más allá de su primer intento.
Por otro lado, olvidar el modo multijugador para cuatro participantes. Una sucesión de muertes sin emoción gracias al sistema de puntería automático. Es ir cayendo o haciendo caer sin mayor pretensión, sin posibilidad de juego alguno.

Fácil y con opciones, en cualquier tesitura. Las fases a pie son de lo mejorcito, con segmentos de conducción demasiado simples o poco depurados.

Como ya hemos reseñado en los antecedentes, el estilo de juego de ?007 Desde Rusia con Amor? es, en general, un calco e incursión en el moderno género de acción directa con toques de conducción, tan de moda últimamente con tantos y tan conocidos títulos; y en particular, una revisión (con pocas novedades) de la mecánica de su antecedente directo: ?007 Todo o Nada?. Para aquellos no familiarizados con tal ?clásico?, haremos recapitulación:
En las fases de a pie, controlamos a un Bond con ciertas habilidades y versatilidad. Comenzando por el arsenal, podemos controlar varias armas de diferente potencia y alcance, con la posibilidad de optimizarlas a medida que encontramos ?documentos secretos? esparcidos por los diferentes escenarios.
A la hora de moverse, Bond puede agacharse (y andar así) para cubrirse tras obstáculos en los tiroteos (muy útil). En un intento de alejamiento del ?Aquí estoy plantado dispararme cuanto queráis? que tan malos resultados ha dado en ?Dead to Rights 2?, por ejemplo, tales barreras cobran gran importancia; algunas son naturales, otras son meras mesas que volcamos para tal propósito. 007 también puede saltar rodando por el suelo e incluso esconderse tras las esquinas o paredes para asaltar a los enemigos con efectiva cobertura, en una mecánica mejorada con respecto a ?Todo o Nada? (te escondías tras una caja y al disparar ésta se llevaba todas las balas, y no el enemigo).
Para acabar con los secuaces de OCTOPUS (SPECTRE en la película original, alterado aquí por problemas de derechos), Sean Connery cuenta con un sistema de puntería automático con el que, al pulsar el botón adecuado, se selecciona el enemigo más cercano. Fácil de usar y manejar, resulta de lo más divertido del juego por lo abierto de las situaciones, al ser capaces de cubrirnos constantemente e ir avanzando de pared en pared (o columna) para estar siempre a cubierto de las balas perniciosas.

Para mayor comodidad o lucimiento, 007 también cuenta con la posibilidad de, una vez que tenemos un blanco, pulsar ?Enfoque Bond? y pasar a controlar el punto de mira de forma manual (stick derecho) . Es útil para destruir la radio de un enemigo impidiendo que pida ayuda; también para hacer explotar la granada que llevaba en la mano y quería compartir con nosotros, pero, a la larga queda relegada a los malos finales (necesitamos disparos ajustados en ciertos momentos), pues en el caminar habitual se pierde más tiempo con esta opción que avanzando tranquilamente eliminando toda resistencia.
Por otro lado, si los malos se nos acercan demasiado (cosa bastante común al resultarnos sencillo avanzar hacia ellos), podremos reducirlos de inmediatos con una serie de movimientos cuerpo a cuerpo dignos del mismísimo ?Snake? (o del Jack del ?Dead to Rights 2?). ?Todo o Nada? permitía algo parecido al permitir combate cuerpo a cuerpo, pero es este caso que en una aportación curiosa que ni siquiera el intrépido Connery real podría emular?

En las fases de conducción, la diversión se ve sensiblemente resentida por un desarrollo arquetípico que ofrece además un control de los vehículos demasiado tosco; muy poco fluido. El Jetpack puede controlarse sin problemas pues sólo subimos y bajamos mientras damos vueltas alrededor del enemigo para que no nos alcance, pero con el coche (varios) o la lancha, todo es dejar el botón de disparo pulsado mientras giramos torpemente en las esquinas? Nada destacado.

Y en relación a los gadgets, son útiles y manejables, pero la estructura de las fases no nos permiten utilizarlos con libertad, sino únicamente en aquellas situaciones previstas para tal propósito (tal y como le ocurre al gancho, utilizable sólo en los puntos designados)

Todo se ha visto antes, salvo ese par de gadgets interesantes y aprovechables. La inclusión del Jetpack es curiosa, pero de cara a la galería.

Lo único original, como ya hemos remarcado en la introducción, ha sido la idea de realizar un juego basándose en esta película clásica; poco más vamos a encontrar.

El desarrollo del juego es calcado, no sólo de la anterior entrega del personaje en versión electrónica (?Todo o Nada?), sino de tantos referentes contemporáneos que resulta difícil no encontrar una referencia para cada aspecto. Comenzando por el modo de apuntar y disparar, llegado del ?Dead to Rights?, pasando por la alternancia de pie y vehículos de ?Driver? o más claramente ?Getaway?; encontrando además el uso de los gadgets algo circunscrito a situaciones tan específicas que nos hacen perder un poco la intención de usarlos.

El reloj láser sólo nos servirá para abrir puertas a distancia, y el mini helicóptero, por ejemplo, siempre es para abrir puertas (otra vez) o similares en momentos en los que vemos, descaradamente, un hueco abierto de ventilación en el techo junto a nosotros. Demasiado parecidos a los del título de Pierce Brosnan (caso del araña mecánica allí caso y el helicóptero aquí), pero con pérdidas tales como el ?Sentido Bond? (para detectar los enemigos sin mirarlos) o el modo rápel más abierto y divertido, relegado aquí a función ornamental. No podremos usarlo cual Batman en los momentos que lo veamos oportuno, sino que es un mero trámite para bajar y subir de nivel en los puntos predeterminados a lo largo del mapeado. Una lástima.

Y por lo que acontece a los movimientos especiales cuerpo a cuerpo, tenemos otra vez la referencia en el ?Dead to Rights?, del mismo modo que el apuntar desde las esquinas; quedando la referencia al modo de puntería cercana (el llamado ?Enfoque Bond?) tomada del ?Metal Gear?, por ejemplo.

Por lo demás, la estructura de las fases son tan clásicas como avanzar y disparar, parando a recoger chalecos antibalas o munición para las armas? No muy novedoso, realmente.

Gráficos buenos pero algo resentidos en fluidez, sonido remarcable.

En un intento de captar toda la iconografía, ambientación y estilo de la película en la que se basa, ?Desde Rusia con Amor? hace gala de unos escenarios, gadgets, personajes y armas perfectamente reconocibles y, al mismo tiempo, perfectamente construidos.
Comenzando por los escenarios, el detalle y el buen hacer están a la orden del día, tanto en interiores como en exteriores; absolutamente destacados.

Cuando pisamos elegantes mansiones, salones de recepción o sótanos secretos, cada estancia, objeto y detalle está perfectamente reflejado. La ambientación es sumamente colorida y altamente preciosista, con cada jarrón o mueble habilitado para ser destruidos por los disparos o explosiones.
Todo se mueve con cierta solidez, pero el gran afán por el detalle y la buena representación acaban repercutiendo directamente en la fluidez del juego, capaz de alcanzar tasas tan bajas como 15 fps con demasiada facilidad. Tal descenso, aunque queremos dejar claro que no repercute drásticamente en ralentización o tirones claros, se hace patente con mayor claridad en las fases de conducción. Al movernos por calles bien construidas, con árboles, puestos de frutas y demás objetos dispuestos para ser destruidos (contando además con tráfico neutral y enemigo), se percibe cierta imagen de poca fluidez o de solidez. Por suerte es casi la única pega, al no existir demasiado popping ni defectos reseñables más allá de la mala jugabilidad en la conducción. Los coches cuentan con reflejos en tiempo real y la iluminación es bastante buena?
Algo parecido a lo que ocurre con algunas animaciones de los personajes. Bond, a imagen y semejanza de Sean Connery, se presenta perfectamente modelado, con gestos y maneras reconocibles; en contrapartida al compendio enemigo, no tan eficaz en sus movimientos. Las animaciones son algo simples en la mayoría de ocasiones, salvándose, por supuesto, todos aquellos ?momentos Bond? en los que nuestro 007 despacha a los enemigos cuerpo a cuerpo.
Hilando un poco fino (demasiado) también se percibe ciertos bordes acentuados en algunos momentos, pero es todo culpa de la PS2 y su ?poca resolución? a estas alturas.

En cuestiones sonoras, todo luce tan bien como en la faceta plástica o visual. Contando, además, con la gran ventaja que supone disponer de la banda sonora de la película, utilizada generosamente con algunos acordes aquí y allá.
En lo respecta a los efectos, no se puede decir mucho diferente a palabras como buen hacer, solidez y eficacia. Resueltos y efectivos, hacen creíbles los gadgets de Bond y las alocadas persecuciones. Todo ello, además, en perfecto ?Dolby Prologic II?.

Hacer hincapié especial en la localización: el juego está perfectamente traducido y doblado, aunque irónicamente, en la traducción perdemos la voz original del propio Sean Connery, presente en la versión de habla inglesa. Y para la versión española no se ha contado con doblador de Connery.
Por último, y por ello menos importante, destacar la presencia de Natasha Bedingfield como improvisada chica Bond. Sugerente cantautora de coquetas facciones que triunfa ahora con su disco ?Unwritten?, pone una nota contemporánea entre tanta ambientación de los 60.