Análsis de Clair Obscur: Expedition 33: Un JRPG deslumbrante, adulto y revolucionario en su forma de entender el combate por turnos

Clair Obscur: Expedition 33 es un JRPG que engancha desde el primer minuto y mantiene el interés durante toda su duración. Su historia, adulta y emocional, está escrita con una sensibilidad poco habitual en el género: aquí los personajes sienten, sufren, dudan y evolucionan, y el jugador lo hace con ellos. No es la típica narrativa ?anime‑adulta? que se queda en la superficie; es una trama que profundiza en los vínculos, en el trauma y en la responsabilidad, y que consigue que te importen de verdad los miembros de la expedición. Esto, unido a unos escenarios preciosos que invitan a explorar y a un ritmo narrativo muy bien medido, hace que siempre quieras avanzar un poco más.

La duración es otro de sus puntos fuertes. La historia principal ronda las 30 horas, y puede extenderse hasta las 45 o más si te detienes en secundarias y exploración. El sistema de combate, exigente pero justo, mantiene la tensión sin caer en la frustración, aunque es cierto que las primeras horas pueden resultar duras para quienes vienen de JRPG más tradicionales. Falta un tutorial más elaborado que explique mejor el parry, la esquiva o el disparo de apuntado libre, y un modo fácil habría ayudado a quienes solo quieren disfrutar de la historia. Aun así, una vez superado ese arranque, el juego fluye con naturalidad, engancha por su narrativa, por su combate y por su mundo, y consigue que el jugador quiera seguir avanzando hasta el final. Un apartado sobresaliente que solo se queda a un paso del 10 por esa curva inicial algo abrupta.

Clair Obscur: Expedition 33 reinventa el combate por turnos con una propuesta tan dinámica y exigente que resulta difícil compararla con cualquier otro JRPG reciente. El sistema se basa en una mezcla de parrys, esquivas y disparo de apuntado libre, lo que convierte cada enfrentamiento en un duelo de reflejos y precisión. La sensación es la de estar jugando a un ?Dark Souls por turnos?, donde cada ataque enemigo exige atención total y donde fallar un timing puede costarte media vida. El parry funciona con una precisión impecable gracias al bajísimo input lag, y la lectura de animaciones enemigas se vuelve parte esencial de la estrategia. El disparo de apuntado libre, por su parte, permite romper escudos, debilitar enemigos o incluso derrotarlos antes de entrar en combate, aportando una capa táctica muy interesante.

La exploración sigue un enfoque más clásico. Los escenarios son preciosos y están llenos de personalidad, pero su diseño es sencillo y directo, con rutas principales y caminos secundarios que esconden cofres o mejoras. Es una estructura que recuerda a los Final Fantasy más tradicionales: funcional, agradable y suficiente para el tipo de juego que es, aunque podría haber brillado más con entornos algo más amplios o con más elementos dinámicos. La presencia de pocos enemigos por zona también contribuye a una sensación de "vacío" ocasional, aunque no afecta al ritmo general.

El sistema de progresión es sólido y permite personalizar a los personajes con bastante libertad, pero se echa en falta una mayor diferenciación de roles. Es posible completar gran parte del juego usando casi siempre al mismo grupo de cuatro, lo que reduce la necesidad de experimentar con el resto del elenco. Aun así, la subida de nivel compartida, incluso para quienes no participan en combate, es un acierto que evita el tedio de tener que entrenar personajes rezagados. En conjunto, la jugabilidad de Expedition 33 es fresca, intensa y muy satisfactoria, con un combate sobresaliente que marca la diferencia y una exploración correcta que cumple sin grandes pretensiones.

Clair Obscur: Expedition 33 es uno de los JRPG más originales de los últimos años, no porque rompa todas las reglas del género, sino porque combina elementos conocidos con una personalidad tan marcada que acaba sintiéndose como algo nuevo. Su propuesta estética, su narrativa adulta y su tono emocional ya lo diferencian de la mayoría de RPG por turnos, pero es en su sistema de combate donde realmente destaca. El uso del parry, la esquiva y el disparo de apuntado libre convierte cada enfrentamiento en un ejercicio de precisión y lectura de animaciones, algo muy poco habitual en un juego de este tipo. La agresividad de los enemigos, capaces de infligir un daño enorme si fallas el timing, aporta una tensión constante que eleva la experiencia y la acerca más a un ?Dark Souls por turnos? que a un JRPG tradicional.

La originalidad también se refleja en el diseño de los enemigos, en su comportamiento y en la manera en que cada combate parece coreografiado para transmitir sensaciones distintas. Los escenarios, el tono pictórico francés, la forma en que se desarrolla la historia y el impacto emocional de ciertos momentos clave aportan una identidad única que lo separa de las grandes sagas del género. Es un juego que arriesga, que propone ideas nuevas y que demuestra que el rol por turnos todavía tiene espacio para evolucionar.

Aun así, no llega al 10 porque algunas de sus mecánicas ?como los ataques con timing o la necesidad de estar atento en cada turno? ya existen en otros RPG modernos, y porque su propuesta, aunque valiente, no es tan revolucionaria como para cambiar el rumbo del género de forma inmediata. Es un título que da un paso adelante, que marca un camino interesante y que probablemente inspire a otros estudios, pero no es una ruptura total. Un 9 muy merecido para un juego que aporta frescura, personalidad y una visión propia dentro del rol por turnos.

Clair Obscur: Expedition 33 es, sin exagerar, uno de los juegos más impresionantes de la generación en lo técnico y lo artístico. El uso de Unreal Engine 5 es ejemplar: Lumen ilumina cada escenario con una naturalidad casi cinematográfica, Nanite permite un nivel de detalle enfermizo en arquitectura, texturas y superficies, y la captura de movimiento ofrece animaciones faciales que rozan el realismo absoluto. Los personajes no solo se mueven con fluidez, sino que expresan emociones complejas con una naturalidad que muy pocos RPG han conseguido hasta ahora. Incluso detalles como la suciedad dinámica, el desgaste de la ropa o las microexpresiones durante los diálogos aportan una inmersión extraordinaria.

La dirección artística es otro de los grandes pilares del juego. El estilo pictórico francés, con influencias del surrealismo y la pintura impresionista, convierte cada zona en una obra de arte en movimiento. Los escenarios son bellísimos, evocadores y llenos de personalidad, desde las calles decadentes de la ciudad hasta los parajes oníricos que parecen sacados de un lienzo. Es cierto que algunos entornos se sienten algo vacíos en cuanto a elementos dinámicos o criaturas, pero es un detalle menor dentro de un conjunto visual que roza la excelencia.

La banda sonora merece mención aparte. Compuesta por Lorien Testard e interpretada en gran parte por la impresionante voz de Alice Duport‑Percier, la música no solo acompaña, sino que eleva cada escena. Los temas vocales son memorables, los coros están integrados con una sensibilidad exquisita y la música dinámica durante los combates aporta una tensión emocional que encaja perfectamente con el tono del juego. A nivel sonoro, es un trabajo sobresaliente.

El rendimiento en Xbox Series X es impecable: fluidez total, tiempos de carga mínimos y un input lag bajísimo que permite que el sistema de parry funcione con precisión quirúrgica. El combate, que depende de reflejos y timings exactos, responde de forma perfecta, demostrando que el apartado técnico no es solo espectacular, sino también funcional. En conjunto, Expedition 33 ofrece un despliegue audiovisual que no solo impresiona, sino que marca un nuevo estándar para los RPG por turnos.