Análisis Clid the Snail - Disparar a velocidad de caracol nunca fue tan divertido

Terminar Clid the Snail nos llevará 5-6 horas en nuestra primera partida, aunque tras potenciarnos y aprender a utilizar cada una de las armas y mejoras de concha, hay ingredientes suficientes para justificar algunas partidas más exprimiendo nuevas armas o experimentando con otras estrategias (al tiempo que intentamos conseguir todos los trofeos del juego, que están bastante bien diseñados).

Si bien la dificultad no está del todo bien medida - algo especialmente patente en el primer jefe y sucesivos, además de en escenas en las que tenemos que mantener una posición durante un ataque masivo, junto con alguna muerte por problemas de visibilidad o algún enemigo un tanto tramposo - una vez nos hagamos con la mecánica resulta bastante desafiante sin llegar a ser frustrante, gracias a un uso inteligente de los check points (lástima de las cargas...)

A nivel jugable Clid the Snail apuesta por el desarrollo twin shooter, es decir, controlar a nuestro personaje con un stick y la dirección de su disparo con el otro. Esto funciona muy bien en general (algún fallo de apuntado puntual, junto a cierto problemilla cuando el escenario tiene rampas o alturas), y se combina de forma muy inteligente con dominar los escenarios y sus elementos interactivos, aprovechar los movimientos especiales y sacarle partido una embestida rodante que nos sacará de más de un apuro, y que debemos dominar a la perfección para sobrevivir a los jefes.

El arsenal de Clid va creciendo durante la aventura, y además de los típicos tipos de disparo hay que mencionar que contaremos con conchas que cambiarán nuestras habilidades de ataque o defensa, permitiendonos por ejemplo generar bolas de hielo, oleadas de misiles o mejorando nuestra protección. Esto, unido a la personalización de nuestro héroe, es clave para la supervivencia en un título que no perdona los errores, y que nos llevará a esforzarnos bastante para llegar al final en su único nivel de dificultad.

Sin duda, el punto más fuerte de Clid The Snail es su original universo, un siniestro mundo en miniatura que derrocha personalidad y estilo por los cuatro costados. Nuestro protagonista - sin entrar en spoilers, la historia y su desarrollo es uno de los puntos que más nos ha enganchado - es totalmente único, igual que su mundo y los originales personajes que lo habitan, y si ya entramos en los jefes, tenemos un derroche de imaginación garantizada.

Es cierto que hay elementos del juego que podrían haberse desarrollado un poco más (y mejor), en especial los puzles y el diseño de algunas secciones de las fases (al ganar en altura, el apuntado y la jugabilidad se ve afectados), pero en líneas generales tenemos una propuesta única y brillante, de las que dejan muy buen recuerdo.

A nivel visual, Clid The Snail es un título muy competente, en el que el buen hacer de los artistas y grafistas compensa - con creces - las limitaciones del motor del juego. El título se ha creado además con un ritmo más lento que otros shooters, pero adaptando perfectamente esa velocidad a la intensidad de la acción, lo que ayuda a minimizar los problemas. En nuestra experiencia apenas hemos tenido algún problema puntual (enemigos que se generaban un poco bruscamente, y sus ataques nos pillaban casi por sorpresa), y el rendimiento en PS4 está bien optimizado.

Con respecto a la banda sonora, si bien es cierto que suenan algunos temas de gran calidad, a veces la mezcla de géneros es un tanto rara, y da una sensación de mix, sin la coherencia que tienen otros apartados del juego; eso sí, hay que reconocer que los momentos de acción frenética sí están perfectamente ambientados. Nos llega con textos en castellano, y vocecillas en un idioma inventado para los personajes.