Dying Light: The Beast - PC, PS5 y  Xbox SX

Dying Light: The Beast

Juego para PC, PlayStation 5 y Xbox Series X
Análisis crítico de Dying Light: The Beast, un juego excelente de Acción en escenario abierto (sand box) de Techland. Por José M. Martínez, auténtico experto en Dying Light
Dying Light: The Beast
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8.25

Análisis Dying Light: The Beast y su parkour realista: un survival de zombis continuista pero intenso, con bestia y cooperativo

Análisis Dying Light: The Beast y su parkour realista: un survival de zombis continuista pero intenso, con bestia y cooperativo
por José M. Martínez (@elderlas)
Reseña de Dying Light: The Beast publicada el Pertenece a la saga de juegos Dying LightClasificación global: #564 Clasificación en Xbox Series X: #60 Clasificación en PC: #212 Clasificación en PlayStation 5: #79Estilo de juego: Acción en escenario abierto (sand box)
  • Entretenimiento y duración
    8
    Lo que más me atrapa de es que, a pesar de ser un juego más corto que sus predecesores, sigue siendo tremendamente divertido. La campaña principal se puede completar en unas 15?20 horas, lo que para un título de mundo abierto puede parecer escaso, sobre todo si lo comparamos con Dying Light 1 o Dying Light 2. Sin embargo, el mapa está repleto de secretos, armas ocultas, coleccionables y easter eggs que alargan la experiencia hasta las 30?35 horas si decides explorar a fondo, y más de 40 si eres de los que buscan el 100%. Esa mezcla de historia directa y exploración libre hace que nunca sientas que el tiempo invertido sea en vano.



    El cooperativo vuelve a ser uno de los grandes puntos fuertes. Poder unirte a otros jugadores en cualquier momento, o recibir peticiones de ayuda mientras exploras, convierte cada partida en una experiencia distinta. Yo mismo he vivido situaciones en las que una misión secundaria que parecía rutinaria se transformaba en un auténtico espectáculo de caos y risas al compartirla con amigos. Esa capacidad de improvisación y de generar anécdotas es lo que hace que el juego sea tan rejugable, incluso cuando la historia principal ya está terminada.



    En cuanto a la rejugabilidad, depende mucho del tipo de jugador que seas. Si disfrutas buscando todos los secretos, desbloqueando armas legendarias o simplemente ayudando a otros en cooperativo, puede darte muchas horas extra. Si, en cambio, solo te interesa la historia principal, es probable que te quedes con la sensación de que se acaba demasiado pronto. Aun así, la posibilidad de afrontar las misiones de distintas formas, sumada al modo bestia y a la exploración nocturna, aporta variedad suficiente como para que no se sienta repetitivo.



    En definitiva, es un juego que sabe cómo mantenerte enganchado. No es el más largo de la saga, ni el más innovador, pero su entretenimiento está garantizado gracias a un parkour exigente, un combate visceral y un cooperativo que multiplica las posibilidades. Puede que no tenga la duración épica de otros títulos del género, pero lo compensa con intensidad, ritmo y la capacidad de ofrecer momentos memorables en cada sesión.
  • Control y opciones de juego
    9
    Si hay algo que siempre me ha enganchado de la saga Dying Light es la sensación de libertad al moverme por la ciudad, y en esa sensación sigue intacta, aunque con un matiz importante: ahora el parkour exige mucha más precisión. En los dos juegos anteriores bastaba con encadenar saltos sin pensar demasiado, pero aquí la física está más trabajada y cada movimiento requiere medir bien la distancia y el impulso. Al principio puede parecer más tosco, pero cuando desbloqueas todas las habilidades y dominas el control, la experiencia se convierte en una auténtica delicia. Recorrer tejados, colgarse de cornisas o improvisar una huida nocturna con coléricos (zombis muy rápidos y fuertes) pisándote los talones es tan intenso como satisfactorio.



    El combate mantiene la contundencia habitual de la saga, con armas improvisadas que se sienten pesadas y brutales en cada golpe. La gran novedad es la posibilidad de transformarse en bestia, un modo que cambia por completo la dinámica: pasas de ser presa a depredador, con una fuerza y velocidad que te permiten enfrentarte a enemigos que antes parecían imposibles. Además, este poder tiene su propio árbol de habilidades, lo que añade variedad y te obliga a decidir si prefieres potenciar tu faceta humana o la monstruosa. Personalmente, me ha parecido un acierto porque rompe la rutina y da un respiro al parkour más exigente.



    En cuanto a opciones de juego, Techland ha sabido mantener el equilibrio entre accesibilidad y reto. Puedes ajustar la dificultad, modificar la sensibilidad de los controles o activar ayudas visuales para el parkour, lo que hace que cualquiera pueda adaptarlo a su estilo. Aun así, no es un juego que regale nada: si fallas un salto, lo pagas caro, y si te enfrentas a un grupo numeroso de zombis sin plan, lo normal es que acabes huyendo. Esa tensión constante es parte de su encanto.



    Por último, el modo cooperativo vuelve a ser uno de los grandes atractivos. Poder unirte a otros jugadores en cualquier momento, o recibir peticiones de ayuda mientras exploras, le da un dinamismo especial. Yo mismo he vivido situaciones en las que una misión que parecía imposible en solitario se transformaba en un espectáculo de caos y risas al compartirla con tres amigos. Esa mezcla de tensión, improvisación y cooperación es lo que hace que el control y las opciones de juego en merezcan una nota tan alta.
  • Creatividad e innovación
    7
    Si algo tengo claro tras jugar a es que no es un título que busque reinventar la rueda. Se nota desde el primer momento que nació como un DLC de Dying Light 2 y que, tras crecer en contenido, Techland decidió lanzarlo como juego independiente. Eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes: por un lado, todo resulta familiar y cómodo para quienes ya hemos pasado horas en la saga; por otro, la sensación de estar ante algo demasiado continuista es inevitable. El mapa más pequeño, con mucha menos extensión aunque con posibilidades para entretenerse que en entregas anteriores, refuerza esa idea de expansión más que de secuela completa.



    La gran novedad, y lo que realmente marca la diferencia, es la posibilidad de convertirse en bestia. Esta mecánica no solo aporta un soplo de aire fresco al combate, sino que también cambia la forma en la que afrontas las persecuciones nocturnas y los enfrentamientos contra enemigos más poderosos. Poder alternar entre la agilidad humana y la brutalidad de la bestia añade una capa estratégica que me ha parecido muy divertida, sobre todo porque cuenta con su propio árbol de habilidades. Es cierto que no llega a revolucionar el género, pero sí consigue darle un toque distintivo que lo separa de otros juegos de zombis como Dead Island 2, donde la acción es más directa y menos variada.



    Más allá de esta transformación, la innovación se queda corta. El parkour sigue siendo espectacular, pero no deja de ser una evolución de lo que ya vimos en Dying Light 2, con la diferencia de que ahora la física está más trabajada y exige mayor precisión. La historia, centrada en la venganza contra El Barón, cumple sin sorprender, y las misiones secundarias repiten esquemas conocidos: limpiar zonas, rescatar NPCs o buscar recursos. No es que esté mal, porque funciona y engancha, pero no puedo evitar pensar que Techland tenía margen para arriesgar un poco más. Quizás en Dying Light 3...



    El resumen es que a pesar de algunos detalles que Techland ha añadido para hacer la experiencia más fresca, es un juego que apuesta por lo seguro. Su creatividad brilla en momentos puntuales, como la transformación en bestia o ciertos detalles de diseño en los escenarios, pero en conjunto se siente más como una extensión natural de la saga que como un salto adelante. Para mí, eso no es necesariamente malo: si disfrutaste de los dos anteriores, aquí encontrarás más de lo mismo con un par de giros interesantes. Pero si buscas una revolución dentro del género, este no es el título que lo va a ofrecer.
  • Gráficos, sonidos, IA
    9
    Si hay un punto en el que me ha sorprendido de verdad es en su apartado técnico. La iluminación es sencillamente espectacular: las noches son más opresivas que nunca, con un juego de luces y sombras que hace que cada esquina pueda esconder un susto (o dentro de un maletero...). Los amaneceres y atardeceres, con ese tono anaranjado que se filtra entre los edificios semiderruidos, son de lo mejor que he visto en un juego de zombis. Además, el nivel de detalle en los escenarios es altísimo: desde las grietas en las paredes hasta los charcos en el suelo, todo transmite la sensación de estar en un mundo vivo y decadente a la vez.



    Los modelos de los zombis también han dado un salto importante. Cada enemigo tiene un nivel de detalle que impresiona, con animaciones más realistas y un aspecto mucho más grotesco que en entregas anteriores. Sin embargo, aquí también aparece uno de los problemas: la nueva física, que en el parkour aporta realismo, a veces juega malas pasadas en los combates. Los zombis pueden atraparte desde más distancia de la que deberían, y eso rompe un poco el ritmo. En más de una ocasión me he visto obligado a huir no porque no pudiera con ellos, sino porque el sistema de agarre se siente demasiado agresivo.



    En cuanto al rendimiento, la versión de PS5 que he jugado me ha dejado sensaciones encontradas. Por un lado, el juego luce de maravilla, con texturas nítidas y una tasa de frames estable en la mayoría de situaciones. Por otro, he sufrido algunos glitches molestos: quedarme atrapado bajo el mapa, encallado en una barca sin poder moverme o ver cómo los enemigos atravesaban paredes. Son errores que empañan un poco la experiencia, aunque confío en que los parches que ya están llegando los vayan corrigiendo.



    La banda sonora y el diseño de sonido también merecen mención aparte. Los efectos de los pasos, los gruñidos de los zombis y el silencio inquietante de la noche están muy bien trabajados. Esa mezcla de calma y tensión constante es lo que hace que explorar de noche sea tan inmersivo. No llega al nivel de obras maestras del survival horror como Silent Hill 2 Remake en lo sonoro, pero cumple con creces y refuerza la ambientación. En conjunto, es un título que técnicamente brilla, con un acabado gráfico de nueva generación y un sonido que te mete de lleno en la acción, aunque con algunos fallos que le impiden alcanzar la perfección.
  • Conclusión
    Dying Light: The Beast es un juego que no engaña a nadie: sigue muy de cerca los pasos de Dying Light 1 y Dying Light 2, y eso es precisamente lo que lo hace tan disfrutable. El parkour más realista y exigente, la exploración nocturna y la posibilidad de convertirse en bestia son los elementos que marcan la diferencia, aportando frescura a una fórmula que ya funcionaba. Técnicamente es sobresaliente, con una iluminación y un nivel de detalle que lo colocan entre lo mejor de la generación, aunque también arrastra algunos glitches y un sistema de físicas que a veces complica más de la cuenta los combates.

    Su mayor problema está en la duración: la campaña principal se queda corta si la comparamos con las dos entregas anteriores, y aunque el mapa está repleto de secretos, armas ocultas y easter eggs que alargan la experiencia, se nota que en origen fue concebido como un DLC. Aun así, el cooperativo para cuatro jugadores y la rejugabilidad que ofrecen los coleccionables y la exploración libre hacen que siempre haya motivos para volver a sus calles y bosques. En definitiva, si disfrutaste de los anteriores, este te va a encantar: no es el más largo ni el más innovador, pero sí un survival de zombis intenso, divertido y con momentos memorables.
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    Datos de Dying Light: The Beast
    • Nombre
    • Compańía
      Techland
    • Género
      - Acción en escenario abierto (sand box)
      - Primera Persona
      - Survival Horror
  • Opciones
    - Juego competitivo: No tiene multijugador competitivo
    - Ambientación: Para adultos por altas dosis de violencia
    - Juego cooperativo: Modo historia para 4 jugadores online
    - Otros detalles: Dificultad ajustable
    - Opciones de juego: No es necesario haber jugado a anteriores juegos de la saga
  • Fecha de lanzamiento
    en España el 19 de Septiembre de 2025 (para PC, PlayStation 5 y Xbox Series X)
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