Análisis Hyrule Warriors: La Era del Destierro - Zelda se destaca como guerrera

Terminar Hyrule Warriors: La Era del Destierro nos llevará alrededor de las 25 horas de juego simplemente siguiendo la historia principal, y a poco que ahondemos en las misiones secundarias para conseguir materiales, mejoras, experimentar con otros personajes... Es fácil que superemos las 30. Si queremos exprimir el 100% del título, dominar y mejorar a los 19 personajes jugables, o completar todos los desafíos la duración inicial se duplica y acabaremos rondando las 50.

El título se beneficia además de la mayor potencia de Switch 2 para ofrecernos otro reclamo jugable, un modo para 2 jugadores a pantalla partida que funciona muy bien. No es algo nuevo, ya que se incluía en La Era del Cataclismo, pero aquí lo tenemos mejorado con GameShare y la opción de jugar online o con otra Nintendo Switch, y suma puntos, ya que va muy fluido y sin problemas, y se disfruta con un solo cartucho. Por contra, si la mecánica de juego no te engancha el sistema puede hacerse muy repetitivo a la larga, algo de lo que adolecen todos los juegos tipo Musou, y aunque aquí hay cambios y mejoras para intentar mejorarlo, sigue siendo un punto flojo.

A nivel jugable Hyrule Warriors: La Era del Destierro vuelve a apostar por la fórmula Musou, o sea, batallas masivas contra cientos de enemigos simultáneos, combos imposibles y emocionantes combates contra jefes. La mecánica típica se ha enriquecido con distintas mejoras, como el controlar a varios héroes en el mismo mapa e ir intercambiando objetivos, los bosses con estrategias únicas y especiales, o pequeños secretos a encontrar, como los Kologs. Otro punto interesante es el uso de los puntos débiles en los ataques de los enemigos - jefes y sub-jefes -, ya que usando un golpe especial en el momento justo podemos no solo detener sus golpes más potentes, también causar un daño masivo.

Otro punto que nos ha gustado mucho es la variedad de héroes que vamos a controlar durante la aventura, llegando a los 19 personajes jugables, con un control y opciones realmente diferentes entre sí. Tenemos a una Zelda desatada con sus poderes de luz, al poderoso Rauru, la versátil Mineru que lucha con ayuda de sus golems, incluso nuevos héroes de las razas Zora, Goron, Orni y Gerudo. La idea de alternar entre ellos en distinto tipo de misiones (contrarreloj, explorar, defender, acabar con enemigos) es interesante, pero nos hubiera gustado encontrar más tipos de desafíos.

Hyrule Warriors: La Era del Destierro es una vuelta de tuerca muy interesante sobre los acontecimientos que vivimos en Tears of the Kingdom, pero esta vez desde el punto de vista de Zelda en su salto al pasado, con los acontecimientos anteriores a la reclusión de Ganon con la que arranca el juego. A nivel de trama el título hace lo imposible por justificar que el pasado no cambie, al mismo tiempo que nos trae a nuevos héroes (y villanos) participando en esta guerra por Hyrule. Hay un buen montón de guiños al juego, y aunque es perfectamente disfrutable por sí mismo, todo encaja mucho mejor (y tiene más sentido) si ya conocemos la historia original. Valoramos también el esfuerzo de crear nuevos personajes, el homenaje a Link, los héroes de las distintas razas y sus peculiares estilos de combate, uno de los mayores alicientes para disfrutar del juego.

Como Musou, eso sí, no hay tanto novedoso, especialmente si ya hemos jugado al primer Hyrule Warriors o la Era del Cataclismo; hay combates especiales, jefes con alguna mecánica ingeniosa, se establecen ahora campamentos para reabastecernos y aplicar mejoras, podemos subir de nivel nuestras armas, iremos aprendiendo nuevas técnicas con misiones secundarias... Y todo muy bien encajado con el mundo de Zelda, aunque sin llegar a ser revolucionario. Lo que más nos ha gustado es contar con personajes realmente diferentes en su control y posibilidades, más que por las armas, por sus estilos de lucha único, sus golpes especiales exclusivos y sus espectaculares magias combinadas.

A nivel visual Hyrule Warriors: La Era del Destierro cumple con nota recreando el increíble mundo de Tears of the Kingdom, pero con una vuelta; no tenemos apenas libertad de exploración, pero a cambio el título nos lanza hordas y hordas de enemigos para mantenernos ocupados en cada momento. El rendimiento en general es bastante bueno, y aunque el popping (aparición brusca de elementos y enemigos) no ha desaparecido, sí que ha mejorado mucho con respecto a las entregas anteriores. Si a esto le sumamos unos diseños excelentes, una puesta en escena muy cinematográfica y un correctísimo funcionamiento a 60FPS muy estables (solo se resienten a pantalla partida, en los que el juego baja a 30). Es cierto que el juego se reescala con resoluciones nativas de 720p-900p en modo sobremesa, y de 468p-648p en modo portátil, pero con la inclusión de más efectos - luz, fuego, partículas -, mejores modelados y un engine muy sólido es fácil perdonarlo. Además, es una de las experiencias más bonitas en los primeros meses de vida de Switch 2.

La banda sonora también cumple con nota, con melodías espectaculares para ambientar tanto la lacrimógena historia como las emocionantes batallas masivas, gran trabajo de Tecmo Koei remasterizando temas con nuevas composiciones. Eso sí, el protagonista en el apartado sonoro para nosotros es el impecable doblaje al castellano, que hace la historia todavía más intensa y cinematográfica.