Análisis Silksong: Un metroidvania exquisito, desafiante y lleno de personalidad que perfecciona la fórmula de Hollow Knight

Silksong es uno de esos juegos que te atrapan desde el primer minuto y no te sueltan hasta que ves los créditos. Su estructura está tan bien diseñada, su ritmo es tan constante y su jugabilidad tan satisfactoria que incluso cuando mueres, y morirás muchas veces, lo primero que piensas es en volver a intentarlo. Es el típico juego en el que sientes que "casi" tienes el patrón del jefe, que has fallado por un salto mal calculado o por un despiste, y esa sensación de mejora continua es lo que lo convierte en una experiencia tremendamente adictiva. Cada combate, cada zona y cada desafío están construidos para que el jugador quiera superarse, no para frustrarlo.

La duración es otro de sus puntos fuertes. Completar la aventura principal lleva alrededor de 25 a 30 horas, pero alcanzar un porcentaje alto del juego puede llevar fácilmente 40 o más, dependiendo de cuánto explores y de cuántos secretos quieras descubrir. Es una cifra excelente para un metroidvania, especialmente teniendo en cuenta su precio de venta, que lo convierte en una experiencia prácticamente imprescindible para cualquier amante del género. La variedad de zonas, enemigos y situaciones es enorme, y el ritmo de progresión está tan bien medido que siempre sientes que estás avanzando, aprendiendo y desbloqueando nuevas posibilidades.

Uno de los elementos más memorables del juego son los cánticos y melodías de los NPCs. Muchos personajes tienen pequeñas canciones o frases cantadas que se te quedan grabadas en la cabeza durante días. Es ese tipo de detalle que aporta personalidad, que te hace tararear temas incluso cuando no estás jugando, y que te empuja a buscar de nuevo a esos personajes solo para volver a escucharlos. Es un toque artesanal que refuerza la identidad del mundo y que añade un encanto especial a la experiencia.

Incluso con sus pequeños detalles mejorables, como la dificultad elevada en ciertos jefes o la distancia entre algunos puntos de guardado y los combates más duros, Silksong es un juego brutalmente divertido, absorbente y diseñado con un mimo excepcional. Es una aventura que engancha por su jugabilidad, por su música, por su mundo y por su capacidad para hacerte sentir que siempre puedes hacerlo un poco mejor. Un 10 rotundo en adicción para uno de los metroidvania más absorbentes de los últimos años.

Silksong es un metroidvania sobresaliente en lo jugable, con un control tan preciso y una protagonista tan ágil que cada salto, cada esquiva y cada ataque se sienten naturales desde el primer minuto. Hornet se mueve con una fluidez impecable, mucho más rápida y acrobática que el Caballero del primer Hollow Knight, lo que da lugar a un estilo de juego más vertical, más agresivo y más centrado en la movilidad. El combate es intenso, variado y muy técnico, con patrones de enemigos que exigen atención constante y una lectura rápida de animaciones. La variedad de situaciones, de zonas y de criaturas es realmente espectacular, y el ritmo de progresión del personaje está muy bien medido, ofreciendo mejoras constantes sin romper el equilibrio.

Uno de los aspectos más interesantes es cómo Silksong rompe con lo establecido en otros metroidvania. Muchas zonas pueden superarse sin tener la habilidad ?correcta?, simplemente combinando otras herramientas del movimiento o aprovechando la agilidad de Hornet. Esto abre rutas alternativas, fomenta la experimentación y da una sensación de libertad poco habitual en el género. Es un diseño inteligente, flexible y muy bien pensado, que recompensa la creatividad del jugador y hace que cada partida sea ligeramente distinta.

El principal punto negativo está en la dificultad. Algunos jefes son realmente duros, especialmente si no dominas el estilo de combate más agresivo de Hornet. Además, ciertos enfrentamientos están situados lejos del punto de guardado, lo que obliga a repetir tramos completos cada vez que caes. Esto rompe un poco la intensidad del aprendizaje, ya que cuando quieres volver a intentar el combate para memorizar patrones, el juego te obliga a recorrer de nuevo zonas que ya conoces. No es un fallo grave, pero sí un detalle que podría haberse pulido con checkpoints más cercanos o con un modo de dificultad base que suavizara la experiencia para quienes no están tan acostumbrados al género.

Aun así, la jugabilidad de Silksong es prácticamente perfecta. El control es exquisito, la variedad de situaciones es enorme, la exploración es profunda y el diseño de niveles es de los mejores que se han visto en un metroidvania moderno. Es un título que exige, recompensa y sorprende, y que solo se queda a un paso del 10 por esos pequeños detalles de accesibilidad y ritmo en algunos jefes.

Innovar dentro del género metroidvania es extremadamente complicado, especialmente cuando vienes de Hollow Knight, un título que ya redefinió el estándar y que en nuestra propia clasificación ocupa el puesto de mejor metroidvania jamás creado. Silksong parte de esa base y, aunque mantiene un enfoque claramente continuista, introduce suficientes ideas nuevas como para sentirse fresco, diferente y con personalidad propia. La mayor innovación está en su diseño de progresión: muchas zonas pueden superarse sin la habilidad "correcta", simplemente combinando otras herramientas del movimiento o aprovechando la agilidad extrema de Hornet. Esto permite que tres jugadores distintos puedan recorrer caminos completamente diferentes, algo muy poco habitual en un género que suele basarse en puertas cerradas y llaves concretas.

El juego también apuesta por una estructura más vertical, con secciones que requieren saltos encadenados, impulsos y maniobras aéreas que no existían en el primer Hollow Knight. Esta verticalidad añade frescura y variedad, aunque también incrementa la dificultad y, en ocasiones, hace que ciertos saltos no respondan con la precisión absoluta que se esperaría. Aun así, esta apuesta por un movimiento más acrobático y agresivo aporta una identidad clara al juego y lo diferencia de su predecesor.

Otros elementos, como el sistema de objetos y herramientas, la presencia de NPCs memorables con funciones más dinámicas y el uso de diferentes armas, refuerzan esa sensación de evolución dentro de un marco conocido. Sin embargo, el apartado artístico, la estructura general y buena parte del ADN jugable siguen siendo continuistas, lo que impide que Silksong alcance un nivel de innovación comparable al del primer Hollow Knight. Es un título que aporta ideas nuevas, que arriesga en su diseño de niveles y que amplía la fórmula con inteligencia, pero no revoluciona el género. Por eso, un 8/10 es la nota más justa: sobresaliente en frescura, pero sin romper los límites del metroidvania.

Silksong es un juego precioso, fluido y extremadamente pulido, pero también es un título que deja claro desde el primer minuto que su ADN es el de un proyecto nacido como expansión de Hollow Knight. Técnicamente funciona de maravilla: las animaciones son suaves, expresivas y muy reactivas, la respuesta a los controles es inmediata y la fluidez general es impecable. Cada salto, cada ataque y cada movimiento de Hornet transmite precisión y ligereza, reforzando esa sensación de agilidad que define al personaje. El rendimiento es perfecto en todas las plataformas, sin caídas, sin tirones y con tiempos de carga prácticamente inexistentes.

El apartado artístico vuelve a ser uno de los grandes pilares del juego. Los escenarios están muy trabajados, con múltiples planos de scroll, detalles en cada rincón y una paleta de colores más viva y variada que en el Hollow Knight original. El diseño de enemigos y personajes mantiene ese estilo inconfundible de Team Cherry: criaturas estilizadas, siluetas claras, animaciones fluidas y un toque artesanal que sigue siendo uno de los grandes encantos de la saga. La música de Christopher Larkin, aunque aparece en momentos más concretos, es preciosa y memorable, con melodías vocales que se quedan grabadas y que aportan un tono más melancólico y personal al viaje de Hornet. El diseño sonoro, por su parte, es limpio, contundente y perfectamente integrado en la acción.

Sin embargo, el apartado técnico también muestra sus límites. Silksong es un juego continuista en lo visual y lo artístico: no hay un salto evidente respecto al primer Hollow Knight, ni un elemento que sorprenda o rompa esquemas. Es un título indie muy resultón, muy bonito y muy bien animado, pero no ofrece nada que no hayamos visto ya en la saga. Se nota que nació como un DLC que creció hasta convertirse en juego independiente, y aunque su ambición jugable es enorme, en lo técnico se mantiene dentro de los márgenes conocidos. Es un apartado sobresaliente en ejecución, pero no especialmente innovador, y por eso se queda en un sólido 8.