Metroid Prime es una auténtica maravilla de principio a fin. Recuerdo cómo calló muchas bocas cuando salió originalmente a todas aquellas personas que pensaban que la franquicia no podría llevarse con éxito con una perspectiva en primera persona por culpa de sus plataformas, y finalmente bajo mi humilde opinión es incluso mejor que la perspectiva lateral de toda la vida. Le da más profundidad, los toques de aventura y exploración son más numerosos, añade un punto de frescura que hasta ese momento (y aún a día de hoy) pocos han intentado, y su sistema de control y enfrentamientos son prácticamente perfectos en todos los sentidos, siguiendo muy de cerca la filosofía de Nintendo de que lo más importante en todo momento es la jugabilidad y que todo lo que se haga resulte divertido, eliminando cualquier elemento ?de paja? que exista y que nos haga simplemente ir de un lado a otro o hablar con personajes que no aportan nada.

La duración también es la justa para este tipo de juegos. Hablamos de unas catorce o quince horas máximo para finalizar entreteniéndose lo justo en recabar la información útil en los escaneos, que además están marcados en rojo si son vitales y en amarillo si es lore. También podemos echar un par de horas más si queremos desbloquear por completo todo el mapa y leer toda la información, y que incluso sin ser necesario para nada resulta que queremos hacerlo por el simple hecho de seguir jugando y que no se acabe.

El sistema de control del juego es uno de los grandes secretos por el que el juego original fue un gran éxito, y que fue mejorado en Wii con la opción de los mandos de esta consola. Hablamos de un juego de acción y plataformas en primera persona en el que hasta los que más problemas tienen con este sistema consiguen avanzar sin excesivas dificultades, y que además cuenta con muchos elementos de aventuras y FPS para crear una gran combinación entre ellos, todo amenizado con las ya clásicas mecánicas de juego de los metroidvania que sus antecesores crearon en los años 80 y aquí se mantienen a la perfección. En esta remasterización contamos con tres formas de jugar como uno de los pocos elementos originales de esta entrega, ya que podemos jugar con el sistema de control original de GameCube, con el de Wii y sus sensores de movimiento, o con un sistema mixto que combina ambos elementos. Si jugaste al original puedes disfrutar de dos sistemas adicionales que cambian la experiencia y que sigue resultando fresco y atractivo para el público más actual, aunque para ello tengas que ir apuntando a los lados de la pantalla para girar.

En cuanto a sus opciones de juego, hablamos de una experiencia para jugarla en solitario, y que tampoco es excesivamente rejugable a menos que en tu primera partida te dejes cosas sin escanear. Una de sus mecánicas más recurrentes está en la posibilidad de ir escaneando objetos, enemigos y murales que encontramos en las paredes para ir averiguando más sobre su historia y lo que nos rodea, siendo esta su forma de narrativa basándose en el lore del juego más que en escenas o personajes que nos cuenten lo que ocurre. Si quieres conseguir el 100% tendrás que buscar algunos pasadizos ocultos y zonas no exploradas con anterioridad, pero no es para nada imprescindible y lo normal es que en la primera partida tengas un porcentaje elevado, y además que puedes continuar con la grabación actual para conseguir el 100%. Y aunque no lo necesita porque la experiencia es de lo más gratificante, no tiene ningún componente que nos haga volver a jugar, ni multijugador de ningún tipo.

Hablando de una remasterización se hace complicado destacar elementos originales que no se hayan visto en el género, o que incluso tampoco tenga el juego original. La remasterización cuenta con los mismos elementos jugables que el original de Cube, e incluso con el sistema de control de Wii, aunque también se le ha añadido una tercera opción que mezcla ambos sistemas por si te sientes más cómodo llevando a Samus de un lado a otro de forma diferente. Siempre he dicho que, a pesar de que muchos jugadores quieren exactamente lo mismo que jugaron originalmente pero ahora y ligeramente maquillado, personalmente considero que tanto una remasterización como un remake merecen tener elementos adicionales que no tuviese el original, algo que se quedase en el tintero por culpa de tiempo o limitaciones técnicas, o bien suficientes añadidos que justifiquen la compra más allá de volver a jugar en máquinas actuales o de completar tu colección. Sin embargo, Metroid Prime Remastered no cuenta con muchos de estos, aunque sí algunos añadidos aquí y allá que le dan una pincelada curiosa.

El mencionado del sistema de control con tres opciones, Cube, Wii y mixta, una opción que se puede desactivar desde el menú y que te muestra en el mapa el siguiente punto al que tienes que ir si estás un tiempo deambulando por el mapa, o la opción de ver algunos de los bocetos de arte del juego o la posibilidad de escuchar los cortes musicales según los vamos desbloqueando son, quizás, escasos bajo mi punto de vista, y teniendo en cuenta que Retro Studios sigue estando a cargo del juego y que algunos de sus integrantes también fueron responsables del juego original, añadir entrevistas y comentarios de su desarrollo o más elementos originales, un guardado en cualquier parte, o el viaje rápido entre zonas ya exploradas no le hubiese sentado nada mal y hubiese enriquecido más la experiencia a aquellos que ya hemos jugado. El lavado de cara a nivel técnico es apreciable a pesar de ser un remaster y no un remake, pero también nos hubiese gustado alguna cosita más, ya que incluso comparándolo con la versión de Wii hay algunos efectos que se han perdido.

Obviamente Switch es bastante más potente que la GameCube original, y se puede decir que a nivel técnico es un remaster como los que la mayor parte de la comunidad quiere. Hablamos de un lavado de cara, con mejores efectos de luces, mejora en las texturas con respecto al original, y la posibilidad de correr a bastante más resolución que el juego original, llegando hasta los 900p escalados a 1080p en modo dock y a 720p en modo portátil, todo a 60 FPS en todo momento. Esto unido a la mejora en texturas y ciertos retoques aquí y allá hace que el juego luzca fenomenal en todo momento, como ya hacía el juego original, solo que más nítido y con la misma fluidez. A nivel sonoro se han mantenido efectos y melodías que suenan muy apropiadas cuando tienen que sonar ya que no lo hacen siempre para intentar meternos más en la acción y en la piel de su protagonista.

Como juego remasterizado cumple perfectamente su cometido, y sigue el precepto de esos jugadores que quieren jugar tal y como recuerda el juego original, a pesar de que siempre en nuestra mente idealizamos este concepto y lo acabamos descubriendo muy a nuestro pesar cuando enchufamos nuestra vieja consola o vemos algún vídeo del juego original en movimiento. El juego de GameCube era excelente, de lo mejorcito que se podía ver en Cube, pero es que su segunda parte llegó a mejorar la iluminación y los escenarios, haciéndolos más amplios, vivos y llenos de detalles, lo que quiere decir que aún nos queda margen de sorpresa cuando veamos la segunda y tercera parte remasterizada. También me cuento entre esos millones de fans que esperan Prime 4 como agua de mayo para poder seguir disfrutando de una experiencia que nos encantó y que, muy seguramente, nos va a flipar de principio a fin. Se han visto cosas mejores a nivel técnico en Switch, lo que no quita que esta remasterización esté a una altura envidiable.