Quizá uno de los puntos más débiles de 
Shadow of the Tomb Raider es que no es tan sorprendente como sus entregas anteriores. Si el relanzamiento de 2013 fue una revolución y la entrega de 2015 (
Rise of the TR) un desarrollo de todo este potencial, 
Shadow apuesta por coger lo mejor de este 
nuevo universo y dar un paso más para 
recuperar el espíritu de la saga: exploración, tumbas llenas de misterios, puzles y trampas mortales, mejoras muy bien escondidas y una historia cuidada e interesante (sobre todo para los fans de la mitología, en este caso la 
Maya). 
Por supuesto, para los que buscan un clon de 
Uncharted (especialmente en PC o One), esto va a ser un bajón, pero no hay que engañarse: el juego 
tiene unos enormes valores de producción, un ritmo bien llevado, un diseño estupendo y una alta rejugabilidad gracias a un sistema similar al mundo abierto y las mejoras que nos permiten re-explorar los niveles. No es tan llamativo como un 
reboot, pero ver cómo 
Lara sigue evolucionando, aprendiendo y sorprendiéndonos con nuevas habilidades (y saliendo de una pieza en una lucha muy, muy desigual) es para nosotros más que suficiente.