Uno de los mayores aciertos de
Towa And The Guardians Of The Sacred Tree es su original propuesta, que tanto en ambientación como en planteamiento. Para empezar nos encontramos con un montón de referencias al sintoísmo, en contraposición a los
Roguelites basados en la mitología nórdica o griega. Aquí tenemos a los
Kamis como deidades o espíritus de la naturaleza, el árbol sagrado
Shinju, los protectores del mismo
bendecidos por esos dioses... Y todo eso además se ve reforzado con el estilo visual utilizado, o el diseño de los esbirros del malvado
Magatsu, claramente inspiradas en las criaturas oscuras del folklore japonés.
Ahora vamos con un detalle que se convierte en un arma de doble filo, la idea del sacrificio de personajes para avanzar. Por un lado es algo original - sin ser revolucionarios, ya hemos visto conceptos muy similares en juegos como Tales of Symphonia o I am Setsuna - y le da personalidad al título y cierto impacto a los sacrificios, pero por otro lado impacta en lo jugable, y algunas relaciones no llegan a desarrollarse lo suficiente como para que ese sacrificio sea realmente impactante o sintamos la pérdida.