We weren´t born to follow (no nacimos para seguir a nadie), de Bon Jovi ha sido el tema elegido por 
Square Enix para promocionar 
Crystal Bearers en 
Japón, y no podemos estar más de acuerdo; el juego no sigue a los episodios de la saga principal, ni a los de la franquicia 
Crystal Chronicles, es algo completamente nuevo con elementos muy conseguidos... Y fallos que veremos a lo largo de este análisis. 
Nada más empezar a jugar nos daremos cuenta de que estamos ante un título creado por y para 
Wii. La idea de 
utilizar el puntero para enfocar los poderes telequinéticos de Layle con precisión es muy buena, aunque lo sería mucho más 
si se hubiera llevado a cabo correctamente. En no pocas ocasiones nos vamos a encontrar apuntando donde no queremos / debemos (y luchando es imperdonable), o que el sensor no nos responde como es debido. Intentando facilitarnos la tarea se han automatizado elementos como el salto, pero el resultado final no compensa del todo...
Afortunadamente la 
variedad de pruebas del juego y su interesante desarrollo ayudan a que nos olvidemos (o resignemos) de estos fallos concretos, 
y nos centremos en lo divertido que resulta luchar con nuestros poderes, explorar este mundo o participar en minijuegos perfectamente adaptados a la trama: persecuciones a lomos de un chocobo, amañar combates, hacer surf...
Concebido como un 
Action-RPG, en 
Crystal Bearers no vamos a encontrar toneladas de equipamiento o armas (más si tenemos en cuenta que 
Layle lucha con la gravedad); eso sí, tendremos 
muchísimas posibilidades para personalizar a nuestro héroe con accesorios que influirán en su poder o lo cambiarán estéticamente (como chaquetas). Además, iremos 
mejorando detalles como su vida máxima, mostrada a través de cristales. 
Un punto muy interesante en la rejugabilidad del título es la inclusión 
de medallas al estilo logros, con variados retos que cumplir que suman muchas horas de juego. 
El último episodio de la saga 
Crystal Chronicles resulta un soplo de aire fresco, aunque hay detalles brillantes que se intercalan con otros menos conseguidos. 
Por un lado tenemos 
una interesantísima evolución del mundo de Crystal Chronicles, llevado a un futuro más adulto y realista (incluyendo tensiones y desconfianza entre las distintas razas), mientras que por otro 
se ha eliminado gran parte de la interactividad del jugador con los personajes secundarios, ya que la mayoría no habla... Lo mismo podemos decir del combate, con elementos originalísimos (utilizar a unos enemigos contra otros tiene efectos tan interesantes como impredecibles) pero que siempre suelen resolverse de una forma un tanto simplista. Con todo 
el concepto adulto, centrarse en la experiencia un jugador, los elementos telequinéticos, las espectaculares secuencias de vídeo... Construyen un juego único en el actual catálogo de 
Wii.
A nivel gráfico 
vamos a encontrarnos un título muy sólido, con excelentes modelados, conseguidas animaciones y escenarios variados y llenos de vida; el diseño es sobresaliente y la puesta en escena no se queda atrás; y cuando veamos que podemos 
lanzar muchas de las cosas que vemos nos sentiremos más integrados (y poderosos). Lástima que 
no sea oro todo lo que reluzca, y pronto nos demos cuenta de que 
realmente el mundo que nos rodea no es tan interactivo, que los poderes de 
Layle daban para mucho más. Tampoco está exento de fallos técnicos; la cámara es demasiado brusca, y la única opción de graduarla es la (incómoda) cruceta digital, aunque gracias al 
Gran Cristal tendremos un botón para centrarla. Y cuando encontremos una carga excesiva (ciudades grandes, escenarios abiertos con varios enemigos) vamos a encontrarnos con molestas ralentizaciones.
Con unas voces en inglés (sin opciones) que cumplen y unos FX correctos, lo más interesante del apartado sonoro 
son las composiciones musicales, a cargo de Hidenori Iwasaki, que ha apostado por temas que ambientan a la perfección la acción, siendo algunos muy recomendables...
Cierran la edición 
PAL una 
correcta traducción al castellano y un precio rondando la media de la consola, los 50 euros, que hacen más sencillo plantearse su compra.