Ya os lo adelantábamos hace unas semanas. El runrún del monopolio era demasiado potente como para dejarlo escapar, y Microsoft debía ser inteligente si no quería que se le echasen encima. Cuando dos compañías importantes en Estados Unidos, con facturaciones muy grandes y muchos activos, quieren llegar a un acuerdo de fusión o de compra la una a la otra, siempre hay una normativa vigente que intenta regular para que no ocurran casos que puedan afectar al mercado de forma negativa. El gobierno del país, en este caso de USA, cuenta con los denominados reguladores gubernamentales, esto es, organismos públicos que estudian que dichas normas se cumplan antes de dar luz verde a dicha adquisición, y que en esta ocasión han entrado al estudio de la misma. Con Bethesda ya nos olíamos la tostada, pero no era tan significativa al haber sido solo una compañía, grande, pero solo una. Con Activision-Blizzard la cosa es muy diferente, al ser mucho más grande y con una facturación mucho mayor y, sobre todo, ser la segunda de las grandes empresas que adquieren Microsoft en muy poco tiempo.
Antes de que ocurriese nada malo, la propia Microsoft ha salido a su autodefensa asegurando que tanto PlayStation como Nintendo seguirán disfrutando de muchos de sus juegos y franquicias, incluso más allá de los acuerdos a los que se haya llegado antes de su adquisición, pero eso no quiere decir que vayan a ser todos. Lo mismo que está ocurriendo, por ejemplo, con Bethesda y que también os dijimos en su momento. Tras el anuncio, varios juegos de Bethesda que no habían sido anunciados han acabado en PlayStation o Nintendo, y seguirán haciéndolo en el futuro, aunque quizás no sean los más jugosos del catálogo. Es poco probable (no imposible) que veamos Starfield en PS5, aunque si el juego resulta un fiasco en las consolas de Microsoft, apostaría mi mano a que sí que lo veríamos, incluso aunque a día de hoy se asegura de lo contrario. Obviamente, Microsoft utilizará las franquicias acorde a sus propios intereses, y es probable que mantenga algunas multiplataformas, otras las convierta en exclusivas, y otras incluso dependa de lo que le interese en ese momento para poder jugar estratégicamente con ellas.
Todo esto es lo de siempre, cuestión de dinero. Microsoft actualmente está empeñada en cambiar el mercado de los videojuegos y establecer sus propias reglas, algo que está haciendo muy bien con Game Pass. Pero también lo hemos dicho en muchas ocasiones. El modelo de Game Pass solo se sostiene si los desarrollos de sus juegos no son excesivamente caros, o hay muchos muchos millones de jugadores jugando a esos juegos y durante mucho tiempo. Por ello, el objetivo de las grandes compañías es intentar desarrollar muchos de sus juegos por servicios (con micropagos online) que puedan atraer a estos millones de jugadores, ya que aunque un pequeño porcentaje de ellos sean los que pagan, este pequeño porcentaje hace el juego muy rentable, lo que también significa mejores juegos además de beneficio para la empresa publicadora (la que paga). Por eso, a Microsoft le interesa tener muchísimos jugadores en Game Pass, ya que estos son una de las fuentes de ingresos, y el catálogo de Activision-Blizzard servirá para enriquecerlo y hacerlo más atractivo, trayendo a más jugadores y, por tanto, ingreso de más dinero. Sigue siendo muy buena noticia para los usuarios de Xbox y Game Pass, pero también para los usuarios de Sony que no se van a quedar sin muchos de sus juegos.
Had good calls this week with leaders at Sony. I confirmed our intent to honor all existing agreements upon acquisition of Activision Blizzard and our desire to keep Call of Duty on PlayStation. Sony is an important part of our industry, and we value our relationship.
%u2014 Phil Spencer (@XboxP3) January 20, 2022
Empezamos 2022 con un bombazo dentro del mundo de los videojuegos, un gran movimiento para Microsoft, que eleva a la enésima potencia el valor de su Gamepass, y cierra las bocas de todos los que se quejaban de su falta de lanzamientos exclusivos. El futuro de Xbox Series es ahora más interesante que nunca, sin duda... Y Sony debe responder si no quiere empezar a perder fuelle en la carrera de la next gen
Tan destacable como la mejora del catálogo de Microsoft me parece el lavado de cara de Activision Blizzard. Tras todos los escándalos relacionados con su directiva (y la posterior tanda de dimisiones), la tibia acogida de Diablo y los problemas derivados, este salto ha hecho que sus acciones toquen techo. A la hora de escribir estas líneas su valor en bolsa se ha disparado, subiendo las acciones de menos de 60 dólares a más de 85... Al cambiar de manos ahora su imagen se blanqueará totalmente, lo que esperamos es que Microsoft aproveche también la oportunidad para hacer auténtica limpieza, destituyendo a los que estuviesen implicados en la trama y hayan escapado de la primera criba...
Por supuesto, estamos pensando ahora en que con la llegada de Activision Blizzard se suman un montón de franquicias en exclusiva para la consola (como World of Warcraft, Call of Duty, Overwatch... y un largo etcétera), pero eso todavía tardará en llegar, y como ha ocurrido con Bethesda tendremos que esperar al menos un año para que los lanzamientos sean exclusivos. Pero hay más, la otra gran aportación a las fuerzas de Xbox va a ser el tener más estudios de desarrollo en activo, lo que le permitirá rescatar más franquicias y tener más proyectos en desarrollo; grupos internos como Beenox pueden dar mucho juego, y si Microsoft sigue jugando fuerte y se hace con otra compañía de corte más nipón - como SEGA o Konami - puede ayudarles mucho con estos estudios a relanzar sus franquicias. La idea de ver títulos como Castlevania, Silent Hill, Golden Axe o Panzer Dragoon resucitadas es más que tentadora...
Solo con la saga Call of Duty, una adquisición como esta es un gran negocio. Año tras año, a pesar del estancamiento de sus mecánicas de juego, sigue siendo el juego más vendido de todas las navidades, y además es uno de los reyes indiscutibles (si no el que más) de los jugadores que buscan juegos competitivos online, con millones de jugadores incluso en sus títulos más antiguos. Si a eso añadimos juegos como StarCraft, Diablo u Overwatch, el catálogo de Microsoft se va a convertir en el verdadero referente de la industria de los videojuegos a partir de 2023, cuando comiencen a salir las grandes secuelas que todo el mundo espera, entre ellas, Diablo IV y Overwatch 2, además del que probablemente sea el primer Call of Duty exclusivo en consolas Microsoft, ya que este 2022 imagino que el CoD también será multiplataforma. Sin embargo, algo empieza a oler a podrido en Dinamarca con el tema del monopolio, y es que Microsoft es una de las grandes expertas en intentarlo y, en ocasiones, conseguirlo en diferentes plataformas, que es lo que parece que están intentando con el mercado de los videojuegos.
Hagamos memoria con los dos ejemplos más recientes, Windows e Internet Explorer. El primero de ellos es uno de los pocos sistemas operativos que existen en PC, el primero por encima de Linux y sus millones de diferentes distribuciones. Aún así, su facilidad de uso, entorno gráfico, y potentes herramientas (aparte de fallos y demás) lo hacen ideal para todos los usuarios, y este es el motivo por el que la mayoría de usuarios tienen estas herramientas instaladas en sus ordenadores, prefiriéndolas incluso por encima de distribuciones gratis de Linux. Hace unos años había otras opciones en el mercado, pero poco a poco Microsoft y su Windows fueron deborándolas hasta, incluso, hacerse distribución gratuita para que no hubiese ninguna alternativa real en el mercado, más allá repito de las distribuciones de Linux, para las que hace faltar tener ciertos conocimientos para casi todo. Con Internet Explorer no lo consiguieron inicialmente, y las leyes antimonopolio estadounidenses dictaron que Microsoft debía separar su navegador web del sistema operativo para dar opción así al resto de navegadores existentes en el mercado. Gracias a esto, Edge (por si hay alguien perdido, el navegador de Microsoft) tiene una cuota de mercado de algo más del 3%, siendo el cuarto navegador usado en la actualidad muy lejos de Chrome (más del 60%), Safari (cerca del 30%) y Firefox (que tienen casi los mismos usuarios que Microsoft).
El mercado de los videojuegos es bastante diferente, ya que actualmente hay tres compañías que compiten por llevarse el pastel, con Sony liderando las ventas de casi todas las generaciones de consolas, Nintendo haciendo lo que le da la gana y vendiendo como churros en generaciones alternas (primero con Wii, ahora con Switch), y una tercera posición con Microsoft, que en algunas generaciones lo hace realmente bien (Xbox 360) combinadas con otras más horripilantes con estrategias desastrosas de todo, juegos, marketing y opciones para sus fans (Xbox One). Ahora se hacen con una de las compañías más importantes del sector en 2022, tras hacerse con otra de las compañías más importantes en 2021 (Bethesda), y aunque muchos puedan estar contentos y felices por dicha adquisición (siendo usuario de Game Pass es una auténtica pasada, eso está claro), también se ve el patrón que os hemos contando en otras ocasiones, como es el de que si no puedo competir con la competencia porque no tengo juegos ni franquicias suficientes, las compro y se las quito a mi competencia. Si empezamos a contar cuántas franquicias importantes tiene cada una de las marcas, Nintendo sigue siendo la líder indiscutible y por mucho en este mercado, pero ahora Microsoft es la segunda sin lugar a dudas, aunque haya muchos que piensen que los juegos de PlayStation son mejores aunque sean mucho menos. El modelo actual de Sony se sustenta principalmente en la venta de muchos millones de unidades de cada juego, y se puede caer en el pozo más hondo si, finalmente, la gente no compra masivamente su PS5, especialmente cuando comiencen los juegos exclusivos para esta consola y que no aparezcan en PS4, lo cual probablemente empiece a ocurrir en 2023.
Alguien puede pensar que la ley antimonopolio, especialmente la estadounidense, no va a entrar en este terreno, quizás porque la controla una comisión norteamericana, misma nacionalidad que Microsoft y diferente a Sony o Nintendo, aunque ambas tengan empresas filiales en USA, y puedan hacer migas y permitirles competir directamente contra estas dos compañías japonesas (en pleno siglo XXI, aún sigue habiendo mucho recelo entre ambos países, tanto a nivel comercial como político y económico). Quizás por esto mismo, puede que esta comisión no entre al trapo, y deje que Microsoft sigue adquiriendo compañías para poder contar con licencias y sagas para competir en este mercado. No es lo mismo que una compañía japonesa (como hay cientos) no lance sus juegos en las consolas de Microsoft, porque son ellas las que, de motu propio, deciden no lanzar sus productos en Xbox. Es, básicamente, que Microsoft compra una compañía para evitar que lancen sus productos en otros soportes, lo cual puede parecer lícito, pero que raya en las reglas de la propia ley de antimonopolio, ya que por un lado va a favor de diferentes intereses americanos, como el poder competir con las mismas herramientas contra dos compañías japonesas como son Nintendo y Sony con sus mismas herramientas, y por otro va en contra como es el de no permitir el libre negocio y que el mercado se regule solo, permitiendo que las compañías decidan a qué parte quieren apoyar según sus propios intereses y los del mercado al que representan.
Actualmente, Xbox Studios tiene en su haber a 23 compañías desarrolladoras, contando de forma individual todas las que engloban el grupo de Bethesda Softworks, y con la adquisición de Activision Blizzard (y King, los creadores de Candy Crush), y todas sus desarrolladores, se montan en 37, contando los equipos internos de Activision como uno solo (y son muchos) . Uno puede pensar que habiendo miles de compañías en todo el mundo, hacerse con ese número tan ridículo no es tan importante, pero la realidad es que el mercado actual de los videojuegos se engloba en miles de pequeñas y medianas compañías, y además, en una serie de grandes compañías importantes de creación de videojuegos, entre las cuales cabe nombrar a las tres más importantes como Nintendo, Microsoft, Sony, y todas sus desarrolladores internas (las denominadas first parties), y compañías así de grande puede haber mal contadas entre 10 y 15, tres de las cuales ya están en el bando de Microsoft. Sony, al menos de momento, sigue en su línea haciéndose con pequeñas desarrolladoras que han creado juegos para sus plataformas, conocidas anteriormente como second parties (compañías que llegan a acuerdos para desarrollos exclusivos puntuales) y ahora muchas de ellas son first parties al haber sido adquiridas englobándolas así en sus PlayStation Studios. No es el mismo caso, ya que las que compra Microsoft eran multiplataformas, y las que han hecho lo propio con Sony ya eran exclusivas.
Probablemente Microsoft haya aprendido, en los últimos años, en cómo esquivar la ley antimonopolio, y sabe que mientras no tenga un número muy grande de compañías (5 de 15 a lo mejor) nadie les dirá nada, y podrán seguir adquiriendo compañías y quitándoselas a la competencia. Hace escasos minutos me han preguntado que cómo veo personalmente esta adquisición para el mundo de los videojuegos, y creo que la adquisición no es buena para el mercado, pero sí lo es para los usuarios de Windows y de Xbox. No es buena porque priva a millones de usuarios de su producto a golpe de talonario, usuarios que no hay que olvidar son los que les han hecho así de grandes (Spyro es una de las licencias que ahora posee Microsoft, y fue el reclamo de Sony para competir en PSOne con Mario y su Nintendo 64). Buena para Microsoft porque muchos de estos acabarán en sus dispositivos, PCs con Windows o consolas Xbox, o a lo mejor, móviles y tablets con Game Pass y el juego en la nube. Quien sabe si Microsoft no podría plantearse lanzar una APP para las consolas de Sony y que se pueda jugar a sus juegos en la nube, que será lo que ocurrirá en un futuro si Microsoft no consigue hacerse con una enorme base de fans que hagan el desarrollo de sus juegos rentable.
Por el momento, buena noticia para los fans del Game Pass, que van a poder disfrutar de un montón de franquicias exclusivamente, al igual que buena noticia para los fans de Microsoft. Ahora falta por ver cuál es el siguiente movimiento de Sony, que poco a poco se está quedando atrás, y de paso, ver si su movimiento no es atacar por lo legal a la compañía.
Tras la última presentación de la máquina, más centrada en el hardware en sí que en los juegos, Microsoft tenía una oportunidad ideal para ponernos los dientes largos, y enseñarnos por qué deberíamos empezar a ahorrar para pillar su nueva máquina de lanzamiento. Había que mostrar lanzamientos a corto plazo para competir - competir realmente - con PS5, y los jugadores esperaban gameplay y sorpresas. Desgraciadamente Microsoft se ha quedado a medias, y aunque ha mostrado cosas interesantes, lo que había tangible estaba también previsto para la generación actual. Y esto es un precedente realmente peligroso para el lanzamiento de la consola. Si con un catálogo exclusivo claramente superior, One perdió en su lanzamiento con PS4, hay que ser muy optimista para pensar que ahora va a pasar algo diferente, incluso aunque el precio de la máquina fuese un poco menor...
Parece que Microsoft se ha enrocado en una guerra a largo plazo que no parece nada fácil de ganar con su planteamiento, y aunque intentan sacarle partido a su mejor arma - el GamePass, que ha conseguido llevarse a parte de la legión de admiradores de Sony a sus filas - en un evento de este calibre hace falta más para imponerse a un rival del calibre de Playstation. Y cerrar el evento con una CG de un juego que parece estar en pañales no es el camino...
Para mí ha faltado impacto, garra, ganas de sorprendernos. Las inversiones en estudios propios no han dado los frutos esperados (al menos, todavía), y me ha faltado un auténtico aliciente para pasar por caja estas Navidades. Porque no, los 120 fps de Ori no lo valen, al igual que la mayor resolución del nuevo Halo o las mejoras de State of Decay. Y para el resto de títulos que quiero jugar - como Everwild, Fable o Medium - todavía falta más de un año. ¿Por qué hacer la inversión ahora, cuando todo apunta a que luego llegarán rebajas?
No hay sido una gran maravilla eso está claro, pero el Xbox Games Showcase 2020 celebrado hoy 23 de julio sigue marcando los pasos a seguir. En la presentación de mayo empezamos ver que Microsoft se estaba poniendo las pilas, y hoy aún sin tenerlas puestas del todo se puede ver que sigue dando pequeños pasos para conseguir que Xbox sea lo que sus responsables y fans quieren que sea. Hemos visto luces y sombras, cosas buenas y cosas malas, juegos que esperamos con impaciencia echarles el guante y otros que podríamos pasar de ellos y no pasaría nada.
Por ejemplo, tenía ganas de ver Halo Infinite, y si bien me ha gustado lo que he visto a nivel jugable tengo que reconocer que me ha dejado muy frío a nivel técnico, principalmente porque es el juego abanderado de una nueva generación de consolas y que va a acompañar el lanzamiento de Series X y no demuestra que a nivel técnico sea una consola más potente. Ya lo dijimos en nuestra anterior opinión sobre hacer juegos que se puedan jugar en One, One X y Series X y éste es el mejor ejemplo. Aún así, a nivel jugable sí que tengo ganas de probarlo por parecerse más a los primeros Halo pero en mundo abierto, y quiero ver de lo que han sido capaces los chicos de 343 Industries tras cagarla monumentalmente con Halo 5.
Un buen ejemplo de lo que sí hay que fomentar son juegos como The Medium, en el que poder renderizar dos juegos a la vez en paralelo solo es posible gracias a los discos rápidos SSD y a la enorme potencia de la consola. Eso sí; si sale en PC no todos tienen estos discos por lo que muy probablemente habrán tenido que buscar atajos técnicos para poder hacer esto. También juegos como Darktide (Vermintide ambientado en Warhammer 40,000), The Gunk por su original estética y apuesta jugable o Stalker 2, saga que hasta ahora había sido exclusiva en PC y que ahora también van a poder jugar los usuarios de Xbox y quiero ver de qué son capaces los chicos de GSC Game World. Por último, el humo que veníamos demandando en los pasados E3 de Microsoft y que sí que hemos tenido en esta ocasión con anuncios como el nuevo Fable, State of Decay 3 o Avowed son pequeños ejemplos que sí hay que enseñarle a tu público para que se sienta interesado por el futuro de tu producto aunque no se vea nada de lo que va a ser el juego (y para los que, en ocasiones, no hay nada de nada hecho).
Cosas sin sentido también hemos tenido como la versión especial de Ori a 120 FPS. Posiblemente sea la forma más tonta de vender un juego que ya está en el mercado diciendo que lo vas a poder jugar más suave y a 4K que, de hecho, ya era jugable a 4K y 60 FPS en One X. Es como decirle a tus usuarios que se han gastado más de trescientos euros en poder jugar a Ori en 4K, recuerdo que es uno de los pocos exclusivos de la consola, que ahora se tienen que gastar más dinero aún para jugar a lo mismo y al doble de frames, con lo que se te tiene que quedar la cara de idiota varios días. Tampoco le he visto personalmente mucho sentido al DLC de The Outer Worlds cuando, además, es multiplataforma y sí que sale en PS4, hecho que han aprovechado los community de Sony para mostrarlo hasta en la sopa.
Podría resumir la presentación como iniciando la senda del éxito y mostrando el futuro de la consola, pero no su futuro más inmediato porque muchos de los juegos no los vamos a ver hasta dentro de uno año o más. Nada realmente espectacular pero sí cosas muy interesantes a las que hay ganas de echarle el guante. El inicio del camino que hay que seguir para próximas presentaciones aunque aún falten más cosas espectaculares que mostrar y que haga pensar a la mayoría de los jugadores que tienen otras consolas que necesitan imperiosamente tener esta entre sus manos.
Todavía hay muchos que se preguntan por qué Sony aún no ha desvelado nada de su PS5 mientras que Microsoft sigue desvelando, poquito a poco, detalles de su estrategia y potencia de su nueva consola. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, y es que aún faltan varios meses en los que poder seguir vendiendo PS4, que no lo está haciendo nada mal aunque hayan caído en ventas con respecto a años anteriores. Pero quizás el detalle más importante es el de una estrategia de marketing muy conservadora (por llamarla de forma suave) en la que pueden ver cómo la competencia va desgranando su estrategia, medir la respuesta de mercados, analistas y usuarios, y poder así tomar decisiones sobre su próxima estrategia (básicamente, copiar lo bueno y mejorar lo malo). No sería la primera vez ni será la última, y mientras les funcione sin arriesgar como lo ha hecho durante muchos años atrás nada va a cambiar.
Está claro que Sony sabe desde hace muchos meses la potencia de la consola de la competencia, y ahora que se ha hecho oficial aunque de forma provisional tienen incluso más margen para la modificación de sus especificaciones. Phil Spencer confirma los 12 Teraflops mientras que extraoficialmente se hablaba de un número ligeramente inferior a ese, y aquellas compañías que ya tienen kits de desarrollo de PS5 hablan de una potencia ligeramente superior a nivel de capacidad de proceso, algo que no se va a notar en ningún juego ni aplicación salvo por aquellos a los que les gusta comparar números para sentirse bien. Con esto podrían aumentar la potencia, mantenerla cambiando algún que otro componente, o incluso sacrificarla para hacerla más asequible; todo es posible hasta que no comienza la producción en masa de las consolas.
Microsoft está en el punto en el que debe demostrar a todos (jugadores, aficionados, analistas, accionistas...) que van a ser líderes en esta generación y que quieren ir delante, por lo que su estrategia debe ser agresiva, y aún así tampoco lo está siendo demasiado a expensas de lo que haga Sony. Y es que si os dais cuenta no hemos visto juegos en movimiento, ni precios, ni fechas definitivas, ni más características técnicas ni de funcionalidad de las que se anunciaron hace ya algunas semanas solo que ahora oficialmente. Mientras tanto, Sony sigue callada, esperando hasta ver qué más averiguan, con qué más pueden jugar para que consola parta con ventaja en el lanzamiento en un intento por dar un golpe de efecto y que cuando presenten su consola lo hagan de una forma muy vaga en datos técnicos, mostrando alguno de los juegos que podrían acompañar a la consola en los primeros meses de vida, momento en el que comenzará el baile para ambas compañías y la diversión para sus seguidores.